Esta Cofradía granadina fue fundada a instancias de la Hermandad Católica Ferroviaria, integrada por empleados de RENFE y FEVE, esta última concesionaria del popular tranvía de la Sierra. El verde y rojo de sus capillos se funde con el negro de sus túnicas y con las peculiares características que tuvo desde siempre esta Cofradía.
Las dificultades no han sido pocas para su sostenimiento a través de los años, desde que fue creada en 1953 y así en 1968, por motivos económicos, dejó de hacer Estación de Penitencia. Con el letargo que sufrió la Cofradía entre los años 1963 y 1980 se perdieron hermanos, enseres e ilusiones de ver la Cofradía en la calle. La Hermandad de los ferroviarios se guardaba tan sólo en el recuerdo de los granadinos que añoraban la enorme popularidad de que gozó. Por eso a partir de 1980 comenzó a reorganizarse volviendo a hacer su salida procesional el Viernes Santo.
El resurgimiento del espíritu de esta cofradía la han consolidado definitivamente en su sede actual, la Parroquia de San Juan de Letrán, con sus propios enseres procesionales que se han ido realizando en estos últimos veinte años, llegando incluso a recibir en 1992 el premio de la Real Federación de Hermandades y Cofradías por su seriedad y recogimiento durante el desfile procesional.
Hasta el año 1989 no tuvo un titular 'cristífero' determinado bajo la advocación de la Buena Muerte para procesionar en su estación penitencial, fecha en la que se bendice y estrena la actual imagen del tallista Antonio Díaz Fernández, quien le otorga una características muy peculiares, alejados de las tallas que hasta el momento había procesionado en el Viernes Santo.
El primer Crucificado con el que se realizó estación de penitencia, poco tiempo después de su fundación, es una notable escultura de Cristo Crucificado que se venera en el Altar Mayor de la iglesia monacal de la Encarnación de Granada. Aquel primer titular llenó de sosiego a los enfermos de San Juan de Dios durante varios años, en el acto que se realizaba ante la fachada del hospital civil del referido Santo, cuando en la tarde del Viernes Santo se volvían los pasos y se realizaba una estación para que sirviera de consuelo a los enfermos hospitalizados. El Crucificado referido, de tamaño cercano a los dos metros, es atribuido al escultor burgalés Diego de Siloé.
A principio de los ochenta, la comunidad de Jesuitas cedieron la imagen de un Crucificado que se venera allí, junto al templo, en la escalinata de acceso al cuerpo superior del coro. Después de dos años procesionando dicha talla, se sustituyó durante tres, por un Crucifijo de tamaño algo inferior al natural que se venera en la Capilla de la Residencia de Ancianos de las Hermanitas de los Pobres en la calle Gran Capitán, tallado por Sánchez Mena. Fue procesionado hasta la Semana Santa de 1985, y un año más tarde fue un Crucificado de la Parroquia de San Agustín el que recibió tal advocación. El mismo preside el altar mayor del templo del barrio de Doctores y está realizado en cartón piedra. La carestía de un titular se puso de manifiesto, por ese motivo y tres años después se sustituyó por el definitivo que recibe culto junto al altar mayor de San Juan de Letrán desde el año 1989. En 1996 se construyó el dosel donde actualmente se encuentra.
La principal joya de la Cofradía, la Dolorosa del Amor y del Trabajo, patrona de los ferroviarios, que se venera en la primera capilla de la parte izquierda del templo parroquial de San Juan de Letrán. Está atribuida al circulo de los Mora y se presume que la talla es del siglo XVIII.
Esta Cofradía es la primera en procesionar por las calles de Granada el Viernes Santo. Alcanza la carrera oficial en las últimas horas de la tarde y sirve de pórtico del día de las Soledades de Granada. Su personalidad se mantiene y se adecúa a los años que corren, manteniendo los característicos farolillos de mano (copia de los utilizados antiguamente por los trabajadores ferroviarios en su quehacer diario) en los nazarenos de las filas. La salida en procesión, ya que las dimensiones de la puerta del templo no lo permiten, se hace desde un patio, anejo a la iglesia, convertido en improvisada capilla que ofrece cierta comodidad para el montaje de los pasos y evita buscar lugares dispersos del templo, como ocurrió en años anteriores. Este patio se dotó de una puerta de salida, inaugurada en la estación de penitencia del año 2000.
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