En Oviedo, la Semana Santa, una tradición que se había perdido en los años sesenta del pasado siglo XX, se fue consolidando de nuevo a partir de mediados de los años noventa como una cita ineludible en la ciudad. La revitalización que año tras año experimenta se debe a un grupo de incondicionales devotos comprometidos con la recuperación de unas celebraciones y procesiones que cuentan con el fervor popular. El fruto de ese trabajo puede verse por estas fechas en las calles de Oviedo, donde desfilan hermandades y cofradías.
Actualmente, la reconstrucción de lo que fue la Semana Santa de Oviedo, de la que se sabe documentalmente que hubo numerosas procesiones en los siglos XVI y XVII, es labor de constatar ausencias más que presencias, pues, tanto en lo que se refiere a imágenes como a tradiciones en los cultos, mucho es lo perdido. Efectivamente, el tiempo no pasa en vano, ni siquiera por manifestaciones tan imperecederas como las de las devociones religiosas, pero, junto con el viento del olvido, hubo acontecimientos históricos que justifican, al menos en parte, tanta pérdida. Al fuego de 1521, que hurtó mucho de lo que sería el Oviedo medieval, habrá que añadir los daños de la invasión francesa, empeñada en hacer rapiña en el rico patrimonio artístico de la ciudad, pero, en rigor, especial miseria trajo para este patrimonio la Desamortización de Mendizábal, entre 1835 y 1837, que no hizo más que cambiar las cosas de mano, dejando en abandono y consecuente pérdida lo que había estado bien guardado durante siglos. Los sucesos sangrientos de 1934 y 1936 hicieron desaparecer innumerables piezas de valor y, en un tiempo reciente, daño especial hizo el desamor y la desinformación que permitieron relegar a sacristías y desvanes figuras de valor y devoción, para colocar en su lugar imágenes desprovistas de personalidad artística, huérfanas de la pátina que las oraciones y la mirada de los fieles añaden a los santos.
De entre lo perdido, sólo podemos espigar algunas de las costumbres ligadas a la Semana Santa. De las Sinodales del Obispo Pisador, de 1784, deducimos algunas de ellas, cuando prohíbe «la impropia y perjudicial costumbre que hay en algunas parroquias de esta Diócesis, de la función o repartición del "bollo" que llaman y que se hace en la iglesia en el Viernes Santo de cada año al tiempo de la adoración de la Cruz, con la turbulencia, algazaras y voces que se dexan reconocer, incorrespondientes a tan sagrado lugar y Santo día...». En el mismo documento, más adelante, añade, sobre la costumbre, extendida también en otras fechas, de llevar animales, como novillos, al templo: «Prohibimos que en festividad ni tiempo alguno se introduzcan semejantes animales en la iglesia y —añade— que el Jueves Santo se pongan guardias enmascarados en los Monumentos». Habla Pisador de las procesiones, en las que parece que iban «hombres y mujeres enmascarados, disfrazados o encapuchados, pertenecientes a Cofradías y Hermandades», y así desde antes del siglo XVIII. Esto debe tener que ver con la clásica tradición española de los penitentes o disciplinantes. Constantino Cabal, cronista de Asturias que fue, menciona que en tiempos ya remotos y en la noche de Jueves Santo se celebraban en Oviedo procesiones de disciplinantes. A la vez, comenta la leyenda de que en día de Viernes Santo en Oviedo no molían los molinos, tan abundantes, porque si molieran, de la tolva, en vez de harina, saldría sangre...
Oviedo fue sede de muy importantes imagineros, que a lo largo especialmente de los siglos XVII y XVIII, siguiendo el gusto de la escuela castellana, generalmente, dotaron los altares de imágenes de gran calidad y belleza al tiempo que compusieron pasos de Semana Santa grandes y espectaculares, de los que la tradición ovetense recuerda uno que estuvo en el viejo San Juan conocido como «La panera», por su forma y tamaño, del que hablan tanto Canella como Amandi, dando ya por perdida esa procesión hacia mediados del XIX. Jovellanos, en sus «Cartas a Ponz», habla con admiración de Luis Fernández de la Vega, que vivió y trabajó en la Puerta Nueva. Ramallo atribuye sin titubeos a su arte la Virgen de la Soledad «de vestir» de San Isidoro, lo mismo que el Cristo yacente que la acompaña, influido por Gregorio Fernández. Vega hizo también, al menos en parte, el monumento de madera que se instalaba en la catedral en las fechas de Semana Santa para la adoración del Santísimo, actualmente perdido, del que todavía en tiempos no muy remotos se conservaban dos cabezas de ángel que se ponían con velas en algunas ocasiones. Ramallo documenta 23 obras de De la Vega, de las que han desaparecido, en todo o en parte, 14.
Antonio de Borja, otro imaginero que trabajó en Oviedo, hizo pasos para la Semana Santa ovetense, y es posible que el mencionado como «la Panera», que representaba la prisión de Jesús, fuese obra suya, especializado en composiciones abigarradas, con muchas figuras y afán escenográfico. Otras obras suyas se distribuyen hoy por diferentes altares de Asturias, como muestra de esa dispersión que se produjo, reiteradamente, a lo largo del tiempo.
No cabe ahora siquiera somero repaso por las imágenes que, de esos tiempos barrocos tan identificados con la Semana Santa en lo artístico, quedan en Oviedo. Si los cronistas del siglo XIX ya lamentaban la pérdida de mucha tradición en la semana de Pasión, enmarcada entre el domingo de Ramos y el de Pascua, entre el romero y el laurel y la bolla de escanda, con torrezno y huevos duros, que se ve ahora como monumento etnográfico, las llamadas bollas de la Pola, a medida que avanzó el siglo XX se fueron perdiendo muchas tradiciones, en éste y en otros campos, y la Semana Santa llegó a la posguerra empobrecida y en parte recuperada como reafirmación del nuevo espíritu nacional, lo que no favorecía fiestas tan solemnes y dotadas de fervor popular distinto del político.
Así, con procesiones mantenidas e incluso novedosas, muy abundantes en los años cincuenta, las cofradías y hermandades fueron languideciendo y, en tiempos del desarrollismo, la gente inventó la semana inglesa y le cogió gusto a Santa María la más lejos, es decir, a coger el 600 y marchar en busca de paraísos nuevos, distintos del cirio pascual y los paños morados. Más recientemente, incluso la Semana Santa se anuncia desde Navidad como tiempo bueno para conocer mundos lejanos, paraísos perdidos en los que, por cierto, también está Dios. Pero no temamos porque la Semana Santa vuelve, con más fuerza si cabe, y actualmente en Oviedo se cumplen ya los casi veinte años desde que un grupo de entusiastas –estas cosas necesitan siempre del entusiasmo de unos pocos, para empezar, con nombres y apellidos–, decidieron aplicar a esa Semana Santa las palabras que Cristo le dijo a Lázaro y así se levantó y anduvo la Cofradía más antigua, la del Nazareno, con sede en Santo Domingo, que recuperó el pulso en 1995, a la que siguió en 1996 la Hermandad del Santo Entierro y Nuestra Señora de la Soledad, con sede en San Isidoro, que volvió a salir los días 5 y 6 de abril de 1996, Viernes y Sábado Santos, y la Cofradía de la Hermandad de Jesús Cautivo de Oviedo, con sede en San Juan, con imagen revestida de Antonio de Borja, que salió por primera vez del 27 de marzo de 1997, a la que ahora acompaña Nuestra Señora de la Merced, desde 1998, obra de José Luis Iglesias Luelmo. Se recuperó también otra procesión clásica, la del Santo Entierro, de San Isidoro, y la de la Soledad, ambas con tradición y devoción en la ciudad. Desde el año 2001 sale también, desde la Corte, la Cofradía del Silencio y Santa Cruz, que ya había salido en los años cuarenta del siglo XX. Ahora estas celebraciones y procesiones cuentan con el fervor popular que se pone en evidencia en las calles y en las emociones sinceras de los fieles.
Ha cambiado la liturgia y ya quedan lejos los recuerdos de la infancia de nuestros padres, de cuando no se podía ni cantar, ni por supuesto ir al cine ni pasear por sitios distintos de los Monumentos, altares eucarísticos en los que cada iglesia y cada oratorio sacaba lo mejor de la plata y las flores más frescas de la naciente primavera. Había que visitar siete, al menos, rezando en cada estación, pero aquello se convertía en una carrera que nos llevaba por cada una de nuestras ciudades, todavía incapaces de admirar tantas bellezas más allá de las luces y la devoción ingenua y fuerte de la inocencia.
Pero no pensemos que el silencio, el ayuno y la abstinencia, preceptivos del tiempo de Cuaresma, unidos a la sensación de luto que cubría las imágenes de morado y cambiaba las alegres campanillas de plata por carracas, acababa con el tradicional buen talante de los ovetenses, sometidos a privarse de carne. Con los toneles de sidra recién abiertos en las espichas tradicionales de San José, con los prados ya cuajados de mayinas, no se faltaba ni se falta a la devoción por tomar unos culinos de sidra, acompañada para esas ocasiones con huevos duros y fritos de bacalao, protagonista éste de la dieta del tiempo. Y también como consuelo sobre los manteles, la Semana Santa tiene múltiples dulces propios, torrijas, frixuelos y otras golosinas de sartén que se mantienen a lo largo de los años, buenas para entonar el estómago tras el «aire cuaresmeru» que suele soplar en las tardes de procesión.
Durante la celebración de la Semana Santa son varias las procesiones que salen a recorrer el casco histórico de la ciudad de Oviedo. En concreto son seis las cofradías lque salen en procesión por el casco histórico de Oviedo: el Santo Entierro, la Cofradía Nuestra Señora de los Dolores, el Silencio, la Hermandad Jesús Cautivo, la Cofradía Jesús de Nazareno, y la Hermandad de los Estudiantes.
Programa Procesiones Semana Santa de Oviedo:
- Domingo de Ramos, 1 Abril:
- Bendición de los Ramos y las Palmas, a las 11:30 h. en la Iglesia San Tirso.
- Procesión alrededor de la Plaza de la Catedral. Bendición de los Ramos en la plaza de América.
- Procesión Santísimo Cristo de la Misericordia. Salen los pasos a las 17:00 h. de la Parroquia de San Francisco Javier, La Tenderina.
- Procesión de la Borriquilla a las 12:00 h. por las calles del barrio de San Pedro de los Arcos.
- Lunes Santo, 2 Abril:
- Procesión del Prendimiento. Salen los pasos a las 20:00 h. desde la Parroquia San Francisco Javier, La Tenderina.
- Martes Santo, 3 Abril:
- Procesión del Silencio, a las 20:30 h. salen los pasos desde la Iglesia Santa María La Real.
- Miércoles Santo, 4 Abril:
- Procesión del Nazareno, a las 20:00 h. Salen los pasos desde la Iglesia de Santo Domingo.
- Jueves Santo, 5 Abril:
- Misa de la Cena del Señor con el ritual lavatorio de pies a doce varones, a las 17:00 h.
- Procesión de Jesús Cautivo. A las 20:15 salen los pasos desde la Iglesia parroquial de San Juan el Real.
- Viernes Santo, 6 Abril:
- La Pasión del Señor, a las 16:00 h. y Bendición del Santo Sudario de la Catedral de San Salvador de Oviedo.
- Procesión de la Sentencia. A las 00:00 h. salen los pasos de rodillas a la madrugada del viernes desde la capilla del edificio de la Universidad de Oviedo.
- Procesión del Santo Entierro, a las 18:00 h. salen los pasos desde la parroquia de San Isidoro el Real.
- Sábado Santo, 7 Abril:
- Procesión de la Soledad. A las 10:00 h. salen los pasos desde la parroquia de San Isidoro el Real.
- Domingo de Resurrección, 8 Abril:
- Misa Solemne de Pascua, a las 12:00 h. En la Cetedral de Oviedo.
- Procesión de Jesús Resucitado, a las 12:00 h. Los pasos salen desde el claustro de la Catedral de San Salvador de Oviedo.
De todas las procesiones de la Semana Santa ovetense, destaca especialmente la que tiene lugar al anochecer el Jueves Santo. Los pasos de Jesús Cautivo y Nuestra Señora de la Merced salen de la Iglesia de San Juan el Real y son llevados por las calles de la ciudad hasta llegar a la Plaza Porlier, donde tiene lugar el relato evangélico del prendimiento y proceso de Cristo, así como el rito del indulto.
Cada cofradía tiene sus propios hábitos y colores, y se encarga de organizar determinadas procesiones, con su correspondiente esfuerzo y sacrificio. A su vez, la Junta coordina las actividades comunes, más allá del trabajo particular de cada cofradía: el cartel, los folletos, el pregón, el Concurso de Fotografía de Semana Santa,..
La devoción en el norte peninsular es grande, pero se manifiesta de forma contenida, comparándose el ambiente de la Semana Santa asturiana con el de las ciudades castellanas: una celebración sobria y austera, muy diferenciada del fervor pasional de Andalucía.
Dedico esta entrada con todo mi cariño a mi
querida amiga Vero, nuestra 'Pitufina', para que
todos los amigos del blog descubran la Semana
Santa de su tierra. Va por ti, amiga...
joder tio,como te lo curras,esta muy bonito,pero digote una cosa,si esto ye la semana santa de oviedu,onde esta mi angel vero,ja,ja,ja,yes la ostia tu.......
ResponderEliminarjaja olee! madre mia, hay un asturiano suelto por huelva y aún no se ha enterao nadie xD sólo te faltó poner uviéu, pero casi casi perfecto! :P muaakkk
Eliminarjooo qué guay!! muchas gracias por el detalle pepe, me gusta mucho de verdad. tengo que decir que yo no conozco mucho la semana santa ovetense, aunque después de leer esta entrada tan currada ya si :) pero te lo agradezco muchísimo de verdad. habéis visto lo bonito que es oviedo? jeje :P muaaakkk
ResponderEliminarEs precioso, como tú... jejejeje... Me alegro que te haya gustado... ;)
Eliminartu encapuchao,quieres pillar palos o que?,ja,ja,ja,cuidadin que saco la vara a pasear :P
EliminarMuy bien la Semana Santa de Oviedo; hay un paso que me reuerda mucho a la procesión de la "cañilla" de Granada;¿no crees,Pepiko?
ResponderEliminarQue grande que es la Semana Santa tambien en Oviedo, nuestra Asturiana favorita estara orgullosa, es igual de bonita que ella, jajaja.
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