jueves, 28 de marzo de 2013

Viviendo el Jueves Santo y la Madrugá en Granada



Hoy vivimos unos de esos Jueves de los que antaño se decían que brillaban más que el sol. Un sol que no está acompañando a los cofrades durante esta Semana Santa granadina todo lo que quisiéramos, pero que parece que hoy sí brillará en la ciudad de la Alhambra. 

El Jueves Santo se rememora litúrgicamente Institución de la Eucaristía (constituida por Cristo durante su Última Cena), en la celebración de los Santos Oficios. Una vez que éstos han terminado se recuerda la agonía y oración de Jesús en el huerto de los olivos (Getsemaní), la traición de Judas y el prendimiento de Jesús con horas de oración ante los "monumentos" que se hacen en las Iglesias para custoriar las sagradas formas hasta los Oficios del Viernes Santo. Los Oficios de Semana Santa llegan el Jueves Santo a su máxima relevancia litúrgica. Este día es la Introducción al Triduo Pascual que culminará en la vigilia que conmemora, en la noche del Sábado Santo la Resurrección de Jesucristo. Los Santos Oficios del Jueves Santo se celebran en una misa vespertina en la tarde de dicho día, al caer la tarde, a partir de la hora nona, que es la hora en la que termina el tiempo de Cuaresma. El Jueves Santo es tiempo de Cuaresma hasta la hora nona, es decir, toda la mañana hasta las tres de la tarde. A partir de ahí comienza el Triduo Pascual, que durará desde la tarde del Jueves Santo hasta el Domingo de Resurrección. 


Yendo al ámbito cofrade granadino, el Jueves Santo se inicia en el barrio del Zaidín. Allí, a las seis de la la tarde, sale a las calles de Granada el Señor de la Redención y Nuestra Sra. de la Salud. Redención y Salud para una Granada y un barrio que, una vez más, se vuelca con sus cofradías; y, por supuesto, con ésta nacida en los años ochenta del pasado siglo en el ámbito salesiano de la ciudad.

El Santísimo Cristo de la Redención, cuyo autor fue Antonio Díaz Fernández en 1984, está tallado en madera policromada. En 2001 fue sometido a restauración en el taller de Francisco Marín Cruces por una serie de grietas surgidas en la talla. Tan singular imagen representa a Cristo muerto en una cruz de sección lisa y cepillada, y se inspira en el ubetense Crucificado de la Noche Oscura, labrado por el imaginero malagueño Francisco Palma Burgos, de ahí que muestre la cabeza profundamente inclinada, los ojos semicerrados y la larga cabellera resuelta en lacios mechones, cubriendo uno de ellos parcialmente la ceja izquierda. La corona de espinas es superpuesta y gran parte de la barba, también larga, reposa sobre el pecho del Varón. La nariz es larga y afilada, y la boca, entreabierta, muestra la dentadura y la lengua talladas. La anatomía es severa y enjuta, con la caja torácica resaltada, los brazos colgantes del travesaño, las manos abiertas y los dedos separados. El perizoma, de gran longitud, es cordífero, dejando al descubierto el costado izquierdo y fijándose al madero por el clavo que traspasa los pies. Se halla crucificado por tres clavos, montado el pie derecho sobre el izquierdo. Las carnaciones son pálidas y limpias, mostrando un escaso número de heridas y regueros de sangre. Carece de exorno.


Nuestra Señora de la Salud fue también tallada por la gubia de Antonio Díaz Fernández. dos años después del Cristo de la Redención (1986). Se trata de una imagen de candelero para vestir, de 170 cm. En 2007 la imagen fue sometida a una profunda intervención llevada a cabo por el veleño Israel Cornejo, resanando la madera, remodelando su fisonomía, labrando nuevas manos, brazos y candelero, y policromándola de nuevo. 

Responde hoy en día a la plástica escultórica de Israel Cornejo, heredera de los modelos marianos del último neobarroco sevillano del siglo XX y caracterizada por el semblante juvenil e idealizado y las nacaradas carnaciones. Conserva los ojos de vidrio colocados en su momento por Antonio Díaz Fernández y el detalle de las cuatro lágrimas surcando su rostro, aunque éstas últimas son de nueva factura y se le ha añadido una. Por lo demás, muestra las cejas y las pestañas inferiores pinceladas pelo a pelo; finas pestañas de pelo natural en los párpados superiores, ahora más perfilados; los labios más abiertos y anatomizados en su interior; y los músculos del cuello acentuados para simular los efectos del llanto, algo que también se refleja en las rojeces del rostro, lo que atenúa un tanto la extrema palidez de la figura. La cabeza, ligeramente inclinada hacia el lado derecho, queda enmarcada por una cabellera esculpida en la madera, sesgada al centro y organizada en abocetados mechones. Las nuevas manos se hallan también abiertas para sostener el manípulo y el santo rosario. Lleva corona de metal dorado, cincelada por el orfebre sevillano Manuel de los Ríos (1989).


La hermandad tiene su sede canónica desde su fundación en la Iglesia de María Auxiliadora en el Colegio Salesiano 'San Juan Bosco', ubicado en el populoso barrio del Zaidín. La iglesia es de construcción moderna, de finales de los años setenta del pasado siglo, aunque ha sufrido diversas modificaciones desde su estado original. Dentro de la iglesia, en el lateral derecho, sobre un pedestal se sitúa la talla de Nuestra Señora de la Salud y en el altar, presidiéndolo, se encuentra la imagen del Cristo de la Redención sobre terciopelo granate. En el lado derecho del altar se encuentra la imagen que da nombre a la iglesia, María Auxiliadora, y en sus laterales se encuentran tallas de Santo Domingo Savio y del fundador de la orden salesiana, San Juan Bosco. Cuántas veces ha rezado este humilde cronista de Vds. en esa querida iglesia en sus años de estudiante en el colegio de los salesianos. Cuántos felices recuerdos...

En el exterior del templo, a ambos lados de la puerta principal se sitúan sendas capillas, que la hermandad construyó en el año 2006 para realizar su salida penitencial del Jueves Santo. En cada una de ellas se sitúan los pasos del Cristo de la Redención y Nuestra Señora de la Salud, respectivamente. Los pasos son acompañados por la Banda de Cornetas y Tambores de Nuestro Padre Jesús de las Tres Caídas (Cristo) y la Banda de Los Ángeles (Virgen). El año pasado el mal tiempo impidió el desfile procesional de la Hermandad, que fue suspendido, por lo que no podemos ofrecer imágenes en vídeo.



Continuando nuestra andadura por el Jueves Santo nazarí llegamos al barrio del Albaicín, y es que el jueves santo de Granada, restando la anterior hermandad salesiana que viene del Zaidín, es el día del Albaicín, ese barrio con tanto sabor granadino. El resto de hermandades de este día grande de la Semana Santa de Granada tienen su origen en este barrio tan cercano a la Alhambra.

Sí... El Jueves Santo es el día grande del barrio, día en el que sus calles estrechas y empinadas se convierten en un hervidero de gente que sube y que baja buscando el mejor lugar para ver pasar las cofradías. 


De la Iglesia de San Cristóbal, en lo más alto del barrio sale María Santísima de la Estrella, precedida por Nuestro Padre Jesús de la Pasión, a las 18:15; aunque llega primero a Plaza Nueva (20:05) desde San Miguel Bajo, María Santísima de la Aurora y Nuestro Padre Jesús del Perdón que salen de su Templo a las 18:15; y la Cofradía de la "Concha", como popularmente se conoce en el barrio a la Virgen de la Concepción, sale con Ntro. Padre Jesús del Amor y la Entrega a las 20:10 del Monasterio de la Concepción. 

Es bonito vivir el ambiente del barrio a la salida de estas procesiones, aunque también será especial su recogida a altas horas de la madrugada cuando los granadinos se despiden con fervor de ellas hasta el año próximo. Constituyen "la madrugá" de Granada, "madrugá" que no sería igual sin el sobrecogedor, sin duda, el regreso de la Aurora a San Miguel Bajo en torno a las 02:15, como sobrecogedor es cuando justo a media noche y desde la Carrera del Darro, sale el Silencio, una procesión que recorrerá las calles de Granada a golpe de tambor trayendo silencio y recogimiento desde la Parroquia de San Pedro y San Pablo. A su paso por las calles se apaga el alumbrado público. 


La Hermandad de la Aurora nace como fruto de la profunda devoción que un grupo de albaicineros a la Santísima Virgen María, y como intento de desarrollar una labor asistencial y de ayuda económica a los vecinos que lo necesitasen, y de tal forma decidieron entre 1943 y 1944 conformar una hermandad de penitencia independiente que tuviese su sede en esta castiza demarcación. La opción que finalmente se pudo poner en práctica fue la de crear una "sub-hermandad" dependiente de la decana cofradía del Santo Vía-Crucis ya que, además no en vano la mayor parte de los fundadores engrosaban las listas de esta corporación nazarena. Paralelamente estos fundadores se encontraban buscando una imagen mariana a la que dar culto conforme a sus necesidades (sopesándose incluso el encargar la hechura de una imagen nueva), cuando el entonces párroco de San José, Don Manuel Férnandez Padial, les anunció que realizando unas obras en el despacho parroquial, descubrió una imagen de Nuestra Señora la Virgen oculta ex profeso tras un tabique para preservarla de los destrozos de la guerra civil. 

Este hallazgo fue del todo crucial en los primeros compases de la fundación, puesto que la imagen tan celosamente escondida se identificó entonces como la de María Santísima de la Aurora, titular de una asociación rosariana de San Gregorio Bético que gozó de un notable auge en tiempos pasados. Era pues el momento de rescatar aquella devoción para el Albaicín y para Granada. En la actualidad la hermandad sigue conservando el Rosario de la Aurora como acto fundamental del culto externo. Inmediatamente después del rescate de la imagen, se redactaron los estatutos de la prohermandad y fueron presentados por Don Antonio berbel Linares presidente de la comisión organizadora y más tarde Hermano Mayor Fundador de la corporación. Tras las correcciones realizadas a requerimiento de la Curia, los hermanos aprovecharon la oportunidad de solicitar que se incluyese una imagen de San Juan Evangelista, puesto que no había en Granada ninguna hermandad de penitencia que le rindiese culto. Se aceptó la sugerencia, por lo que se encargó su hechura al granadino Martínez Olalla, que salió el primer año con aquella "Aurora chica", el año 1946 y desde la S.I. Catedral, teniendo como nombre la corporación "Cofradía de Nuestra Señora de la Aurora y san Juan Evangelista".


El deseo de la hermandad fue siempre salir desde el Albaicín hecho que ocurrió en la salida que desde san Nicolás se realizó en 1948 ya como hermandad autónoma (que no independiente, ya que lo fue desde su fundación) incorporando como titular cristífero a Jesús de los Azotes, procedente del antiguo convento de Belén, atribuido a Pablo de Rojas, imagen que adquiriría desde ese momento la advocación de Ntro Padre Jesús del Perdón. El nombre de la hermandad volvió a cambiar pasando a ser "Cofradía de Ntro. Padre Jesús del Perdón y María santísima de la Aurora.

La incorporación a la corporación de María Stma. de la Aurora se produjo en 1949. Esta soberbia talla anónima de principios del siglo XVIII venía como su antecesora de la parroquia de San José, (sede de la hermandad por aquellos años) sería este año el que en definitiva configuraría el aspecto con el que la hermandad ha llegado hasta nuestros días, ya que también se cambió la imagen del señor, sustituido por la portentosa talla de Diego de Siloé que hoy todos reconocen. 


Como hemos citado anteriormente, la hermandad ha intentado salir del Albaicín desde su fundación, no pudiendo hacerlo desde su parroquia, la de San José por las reducidas dimensiones de la puerta. Como ejemplos del periplo de la salida de la corporación a lo largo del tiempo, citaremos sus salidas desde la Catedral, San Nicolás, San Matías o las Carmelitas Descalzas. Por fin el Martes Santo de 1968 logra salir definitivamente desde San Miguel Bajo, en 1974 consigue salir en Jueves Santo de manera permanente.

Cuando la hermandad comenzó a realizar su salida procesional desde San Miguel bajo, el templo se encontraba totalmente devastado. Sus capillas, paredes y suelos estaban destrozados, sucios o quemados; se había convertido con el devenir de los años en un lugar más propio de animales que de culto, al cual por cierto se encontraba cerrado desde hacía bastante tiempo. Los hermanos se volcaron entusiásticamente, realizando un titánico esfuerzo humano y económico en la restauración, reforma y acondicionamiento del tan largamente deseado templo de San Miguel Bajo, del que hoy se puede decir que ha sido feliz y definitivamente rescatado para Granada y con culto continuado desde septiembre de 1987, coincidiendo con la festividad de María Stma. de la Aurora.


La valiosísima imagen de Ntro. Padre Jesús del Perdón fue sustituida en 1982 por una copia por puntos realizada por Antonio Barbero, siendo esta la que recibe culto en San Miguel y es procesionada desde entonces. La imagen de María Stma. de la Aurora fue restaurada en 1988 por Miguel Zuñiga, y la mencionada imagen de Diego de Siloé que sigue recibiendo culto en San José (parroquia de la que depende San Miguel Bajo) fue restaurada en 1997 por Bárbara Hasbach.

En el año 2007 se concluyó la ejecución del paso de misterio de Ntro. Padre Jesús del Perdón, al cual se añadieron cuatro figuras obra de Emilio López Olmedo, que representan el fin de la flagelación del Señor y el comienzo de su coronación de espinas.

María Santísima de la Aurora, el 8 de mayo del año 2011 fue coronada canónicamente en la S. I. Catedral Metropolitana de Granada por el arzobispo de Granada, Monseñor Francisco Martínez Fernández.




La Hermandad de la Estrella es fundada en 1979, saliendo desde la albaicinera Iglesia de San Cristóbal. El Nazareno de Dubé de Luque (1985), que desciende desde San Cristóbal con andar valiente y decidido, bebe en las fuentes de la escuela sevillana, inspirándose en el Jesús de la Pasión de Martínez Montañés de la iglesia hispalense del Salvador, uno de los grandes hitos de la escultura procesional con el que comparte algo más que la advocación. Con ella, la Cofradía consiguió una imagen propia, dejando de procesionar el Jesús Nazareno de las Penas del convento del Ángel. El mismo Dubé esculpió en 1980 la Virgen de la Estrella Dolorosa de vestir bajo palio azul, de suave y expresivo modelado. Es la cofradía que tiene mas complicada la salida.


En el año 1977 se redactaron las Reglas de la Hermandad de "La Concha", asesorados por D. Carlos del Castillo. Al año siguiente se produce la primera salida, aún sin estar incluida en la Real Federación de Hermandades y Cofradías, siendo madrina la vecina hermandad de la Aurora, tras cuyo cortejo figuró el de la nueva Hermandad, después de que la Hermandad de los Gitanos declinara hacerlo.

En 1983 se bendijo en el Monasterio de la Concepción, la nueva imagen de Nuestro Padre Jesús del Amor y la Entrega, obra del granadino Miguel Zúñiga Navarro, sustituyendo al Cristo de las Eras, primera imagen cristífera en la historia de la hermandad. 

En el año 1995, durante la celebración de unos cultos mensuales, la capilla de la Virgen se vio envuelta en llamas. En ese incendio se perdieron el simpecado y algunos candelabros de la candelaria de salida que hubieron de hacerse nuevos. En la salida del Jueves Santo de 1996, se procesionó con el simpecado de la Virgen de las Maravillas.

Son hermanos mayores honorarios la Capitanía General de la IX Región Militar, hoy Región Sur juntamente con la II y D. Enrique Megías García, primer hermano mayor efectivo de la hermandad.



La fundación de la "Hermandad del Silencio" tuvo lugar el día 6 de mayo de 1924, en una Junta General celebrada en el Círculo Católico de Obreros de la Gran Vía, como curiosidad se puede reseñar que en el Libro de Actas de la Hermandad, que se conserva, esta acta está sin firmar. La fusión con la Hermandad Sacramental se realiza en marzo de 1987 por Decreto del Arzobispo Don José Méndez Asensio. 

Hay que destacar que ésta se realiza desde una iglesia (San Pedro) distinta de la que es su sede. Por tal motivo, el Miércoles Santo se realiza el traslado de la imagen a dicha Iglesia desde la sede canónica, siendo precedido por una celebración comunitaria del Sacramento de la Reconciliación. Durante la estación de penitencia en la madrugada del Jueves al Viernes Santo, el recorrido se realiza con el alumbrado público y privado apagado, por lo que en la calle no se ven otras luces que las de los cirios de los nazarenos y la del paso. Es tradicional asimismo el silencio que mantienen quienes presencian la estación de penitencia, silencio roto sólo por el tambor que ininterrumpidamente suena durante todo el recorrido, que es de una belleza y dificultad excepcional, pues no en vano se inicia en la Carrera del Darro, a los pies de la Alhambra y termina en lo más alto del Albaicín, a donde asciende por calles estrechas y empinadas. Igualmente impresionante es la estación que se realiza en la Catedral.


La imagen del Santísimo Cristo de la Misericordia es obra de José de Mora, quien la realizó en los años centrales de su producción artística (se cree que en 1695), y fue concebida ex profeso para recibir culto en la iglesia conventual de San Gregorio Bético, que en aquellos años se sometía a un proceso de ampliación y se dotó de una capilla para el culto de la referida imagen conocida como Cristo de la Salvación. La desamortización de Mendizábal (1836) hizo trasladarla a la iglesia de S. José, en una de cuyas capillas se mantuvo al culto llamándosele Cristo de la Expiración. Desde comienzos del s. XX, renace una especial devoción hacia la imagen y se refunda su cofradía, tomando el nombre de Santísimo Cristo de la Misericordia.

El Cristo de la Misericirdia es el máximo exponente de la escultura de nuestra tierra en la representación del crucificado en el más absoluto clasicismo. Se trata de un crucificado de tres clavos sobre cruz plana de taracea. Muestra a Jesús de Nazaret ya muerto, con la cabeza inclinada sobre el hombro derecho y la barbilla clavada en el pecho. Los brazos forman un acusado ángulo, mientras las piernas se mantienen rectas excepto una pequeña flexión de las rodillas que mantiene el pie izquierdo sobre el derecho (al contrario de la mayoría de las representaciones). En las heridas de los clavos apenas se aprecian desgarraduras y casi no hay sangre, al igual que en la herida del costado de la que manan unos finos hilillos que recorren el torso hasta la cintura. Muestra por tanto una disposición serena, estática, sin torsiones agónicas, transmitiendo un reposo absoluto.


La cabeza, excepcionalmente bella, muestra claros rasgos semíticos. Sus párpados, muy abultados y entrecerrados, dejan ver los hundidos ojos de cristal. Las cejas tienen un marcado quiebro característico del escultor. La nariz es larga y ligeramente aguileña, se muestra afilada por la muerte al igual que los pómulos. La boca entreabierta muestra los dientes resecos entre los labios exangües muy dibujados y sombreados por un ligero bigote. Sobre el pecho cae la barbilla envuelta en una barba bífida que se desparrama. Estos elementos, bigote y barba, están realizados en parte a punta de pincel, y su relieve apenas se hace notar. El cabello suavemente ensortijado, forma ondas grandes y abiertas que caen sobre el hombro izquierdo hacia atrás, y en el derecho hacia delante. También parte de la cabellera, sobre todo la que cae sobre el pecho y el rostro, ha sido realizada a punta de pincel. La corona de espinas que porta es sobreañadida, de metal oscuro, no tallada, que en ningún momento distrae la atención hacia ella ni hacia los sufrimientos que causa.

Todo el cuerpo presenta una musculatura proporcionada, pero no desmesuradamente remarcada. Las manos están entrecerradas, algo poco frecuente en la escultura española. El cuerpo se mantiene erguido, recto, como si la muerte no le hubiese vencido aún. Es elegante y fuerte, sin llegar a proporciones hercúleas. El paño de pureza, de tela encolada tiene un característico y muy poco habitual tono carmín violáceo, y está ceñido a la cintura por una cuerda dejando al descubierto la cadera derecha. La tonalidad pálida de su cuerpo, muestra de la muerte, no se acompaña de cardenales, heridas, laceraciones, llagas, ni sangre en exceso.


Es el Cristo muerto, el entregado, el sacrificado. Mora lo aparta de luchar con la muerte, lo sitúa más allá de ella, más cercano a su triunfo sobre la muerte misma. Bajo sus carnes marfileñas, tiembla el misterio de la Resurrección. Su vista no nos angustia, pero nos sobrecoge y nos atrae. Tiene la fuerza extraña de un misterio, que no se anuncia en nada, que no se expresa en nada, pero que sujeta y conmueve totalmente. No es la evocación de la muerte, sino la muerte misma hiriéndonos con su cuchillada.



5 comentarios:

  1. ¡¡¡¡Hoy es el día grande del Albaicín!!!! Y, por supuesto, de la Hermandad de los Salesianos... Esperemos que el popular dicho que reza que el Jueves Santo es uno de esos tres jueves que relucen más que el sol, contagie al tiempo y el sol se convierta en uno de los protagonistas del día... Los cofrades lo agradeceremos... ;)

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  2. pues aqui se sigue cumpliendo la tradicion el dia que sale la cofradia de Jesus de la Humildad llueve y asi ha sido , aunque para la hora de salida no se prevee lluvia

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  3. Yo pensaba que el día mas grande era el VIERNES SANTO ojala no llueva y que los granadinos disfruten de su procesiones

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    1. Tanto el Jueves como el Viernes Santo son días grandes en la Semana Santa de Granada, lo que pasa es que el Jueves Santo es un día especial para el Albaicín, uno de los barrios emblemáticos de la ciudad. Además sale el Cristo del Silencio por la noche, que es uno de los que más fervor tiene de los granadinos... pero el Viernes Santo nazarí, como verás en la entrada que sacaré en unas horas, es también un gran día cofrade en la ciudad, al igual que el Jueves Santo.

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  4. No he podido ver las procesiones del jueves porque he estado viendo la salida de madrugada del Abuelo,que por cierto se ha tenido que volver a su camarín sobre las ocho de la mañana debido a la lluvia en ves de a las 2 de la tarde que es lo habitual.

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